domingo, 25 de diciembre de 2011

Mi peor batalla

Lo que sé y lo que siento,
hacer llorar al corazón,
o ignorar al pensamiento,
mi cerebro... dos cerebros,
eyaculando ilusiones, ciertas verdades,
amarillas, rojizas, oscuras,
llorando de piedad, de verdad,
pidiendo honestidad en su propia mentira,
o mas bién exigiendo lo que le pertenece,
cuando a él no pertenece nada.
Vuela, con tus alas de libertad,
inmersas en un mundo creado para mí,
falso, pero es mío, lo único,
creado, corriendo de lo evidente,
corriendo sin piernas, no hay camino,
queda el mar, y no me ahogan sus aguas,
queda el sol, y no me queman sus rayos,
quedas tú, y con sólo pensarte, ya espiré.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Mi corazón llora, mi cerebro ignora.

Doble, doble siento hoy mirando a través de dos cristales,
con la pupila dilatada, inundada en dudas,
con la piel erecta de imaginaciones.

Fácil, fácil es, a ciegas,
atormentándome las noches y asfixiándome para poder dormir,
porque tu lo haces, lo hiciste, no sé.

Cruda, irreal, mierda,
las palabras pierden el filo cuando no cortan mi piel,
y mas prefiero un rasguño y un moretón,
más prefiero eso a la traición,
más prefiero temporal el dolor más fuerte,
que vivir a un dolor permanente.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Confesiones

Quizás que darían algunos por tenerme, y por hacerme lo que tú me haces. No estoy siendo egocéntrica, sino abriendo los ojos a la ceguedad que yo misma me he impuesto, como una estúpida. Quizás sea humildad, mi personalidad, pero me valoro mucho menos de lo que realmente soy. Me ha dolido más abrir los ojos de esta forma, que rasparme las entrañas con celos. Ni celos deberían existir, lo mismo debería darme, merezco mas.
Debería sentirme mas que segura, en cada paso que doy, y es lo que haré desde hoy. Me despido de los miedos, de la inseguridad, del rogar a quien quizás no lo merece, ni me merece. He dado pasos con los ojos vendados, y los oídos llenos de instrucciones, las cuales ignoré, por miedo, por tapar con un dedo el sol, por querer escuchar solo lo que quería. Ya basta, terminó la inmadurez, ya perdí el derecho a ser mediocre.